martes, 22 de noviembre de 2011

Leyenda Del Lencero

Larga y añeja es la historia de la Hacienda el Lencero, un inmueble que data de mediados del s. XVI y que a lo largo de los siglos, sus muros han sido testigos de intrigas, romances, derrotas y triunfos y por supuesto, de una parte importante de la historia de México y Veracruz.

La hacienda empezó como una hostería, ubicada en el tramo de los viajes hacia el Puerto de Veracruz, una ruta por demás transitada en aquel entonces, cuando recién llegaban los españoles a tierras de la Nueva España. La fecha: 1525, cuando uno de los soldados de Hernán Cortés, de nombre Juan Lencero, solicitó un permiso para abrir este lugar.

Con el tiempo, el establecimiento se convirtió en una de las ventas (el antecedente de los hoteles modernos) más famosas de la región y para finales del s. XVI, después de pasar por un cambio de dueño, las actividades de la hacienda se habían extendido al cultivo de caña de azúcar así como de cuidado de ganado.

Ciertamente, esta Hacienda es conocida por haber sido el hogar de uno de los personajes más controvertidos de la historia de México: Don Antonio López de Santa Anna, quien la compró en mayo de 1842 y que la tuvo bajo su mandato por casi 14 años. Durante este tiempo, la Hacienda extendió sus terrenos notablemente, pues el General los utilizó para criar ganado y así alimentar a su tropa. Durante este tiempo, en El Lencero se construyó una de las partes más emblemáticas de la Hacienda: La Capilla, donde se casó con Dolores Tosta.

Para mediados del s. XIX el gobierno embargo el inmueble a Santa Anna y algunos años después, en 1870, se vendió por $50,000, para convertirse años después en una de las Haciendas más importantes de la región.

Uno de los Gobernadores de Veracruz, Don Rafael Murillo Vidal, compró parte de la Hacienda, incluyendo el casco principal y la capilla, para reconstruirla y así rescatar este inmueble histórico. Hoy en día, la ExHacienda de El Lencero es administrada y custodiada por un patronato, para conservar este lugar.

Autor: Jesús Enrique Serrano Amador

1 comentario: